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@manuelverdejo2000

sábado, 20 de diciembre de 2014

Unos pocos chistes malos

En un edificio de 20 pisos en construcción tres trabajadores, Pedro, Juan y un atlante a la hora de la comida se reunen los tres, y Pedro dice:
¡Oh!, si mi esposa me preparó nuevamente hamburgesa y papas yo me voy a suicidar.
Entonces, el tipo abre la lonchera, encuentra hamburguesa y papas y se lanza al vacío.
Después Juan dice:
¡Mamma mía!, si mi esposa me preparó spaghetti y fabada otra vez, ¡Yo me mato!
Entonces, el tipo abre su lonchera y encuentra fabada y spaghetti y decide lanzarse al vacío.
Por último el atlante dice:
¡Que si mi esposa me preparó caldo atlante y paella juro por la gloria de mi madre que me mato!
Acto seguido, ve en su lonchera y encuentra lo dicho y se mata.
Después de lo ocurrido se encuentran las tres esposas reunidas llorando y la de Pedro dice:
¡Fue mi culpa!, él estaba harto de hamburguesa y siempre le daba eso, yo lo maté.
La señora de Juan dice:
¡Si no le hubiera dado siempre lo mismo de comer, ahorita él estaría vivo! ¡Fue mi culpa!
Y la esposa atlante dice:
¡Hombre! ¡Y yo que les puedo decir, si mi marido se preparaba el mismo su comida!

Un barco tenía un capitán muy valiente. Un día van a atacar un barco pirata, entonces, el capitán le dice a uno de sus soldados:
¡Tráigame mi camisa roja!
El soldado se la lleva, y van a la batalla y ganan. Al otro día vienen dos barcos piratas y el capitán le vuelve a decir:
¡Tráigame mi camisa roja!
Ese día vuelven a ganar, entonces, el soldado le pregunta al capitán:
Capitán, ¿por qué cada vez que vamos a batalla, usted pide su camisa roja?
Y el capitán le contesta:
Porque si me llegan a herir, ustedes no se darían cuenta, y seguirían peleando.
Al otro día vienen 10 barcos piratas, y el capitán le dice:
¡Tráigame mis pantalones marrones!

Durante un juicio por corrupción política, el fiscal interroga al testigo:
¿Es cierto que Ud. recibió una cantidad muy importante de dinero para obstruir la investigación?
El testigo con la mirada perdida se mantenía en silencio.
El fiscal creyendo que no le había oído repite la pregunta:
¿No es cierto que Ud. recibió una cantidad muy importante de dinero para obstruir la investigación?
El testigo con la mirada perdida seguía en silencio.
Finalmente el juez se dirige al testigo:
Por favor, responda a la pregunta.
¡Oh!, perdón creí que el fiscal se dirigía a usted, Sr. Juez.

Papá, ¿las vacas fuman?
¡No, hijo!
¡Entonces, se está quemando el establo!

Jaimito a un amigo:
¿Cómo sigue tu amigo?
¿Cuál?
El que se tragó la moneda de un peso.
¡Ah! Sigue sin cambio.

¿Cuál es el enemigo número uno de las feas?
EL Espejo.




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